Érase un país sumido en la mayor de las miserias: económica, política, intelectual, física y personal. Durante mucho tiempo había estado gobernado por un asesino general de metro y medio, vomitado por la peste de los tiempos, que llenó los cementerios, cunetas y paredones de muertos del pueblo vivo, mientras una ola de sotanas, […]
a través de Esperpaña — Lucas Leon Simon